Es una mezcla de ritmos que representa la diversidad sonora
del Caribe. Surgió en gran medida en la segunda mitad del siglo XX como
respuesta a la cultura globalizante del rock anglo.
La Fania All Stars durante un concierto en octubre de 2013.
/ EFE
Además de la influencia del son cubano, el nacimiento de la
salsa tuvo mucho que ver con el proceso de migraciones internas en Puerto Rico.
Santurce es un área urbana que creció a las afueras de San Juan, por migrantes
del interior del país, campesinos que trabajan en las plantaciones. Junto a
Santurce, existía el poblado Loíza: el más negro de los pueblos del país,
constituido por negros libres.
De esa alegría con la que sólo los pueblos son capaces de
sobrevivir a pesar de la pobreza y los dolores impuestos, las poblaciones de
Santurce, Loíza, Piñones, se volvieron famosas por la bomba y plena. En los encuentros para tocar estos ritmos
surgió Rafael Cortijo y con su grupo sería el antecedente puertorriqueño de la
salsa. De allí, en uno de sus cantos célebres denunció la persecución que se
multiplicaba por ser un negro bembón.
Cortijo y su combo supieron mezclar bombas,
guarachas y plenas.
También las migraciones de Puerto Rico a Nueva York habrían
de constituir el más importante antecedente neoyorquino del movimiento salsa,
por ejemplo, a través de las Orquestas de Tito Rodríguez y Tito Puente. Los
jóvenes latinos en Nueva York empezarían a buscar nuevas maneras de hacer
música. Y en contacto con los innovadores músicos afros de jazz, la influencia
del boogaloo latino y la creación de las descargas, surgieron figuras como
Richie Ray, Joe Bataan, Eddie Palmieri, Willie Colón y otros latinos radicados
en Nueva York.
La mayoría terminaría siendo parte de la emblemática Fania.
Se escucharía la voz de Celia Cruz, Santos Colón, Cheo Feliciano, Pete el Conde Rodríguez, Héctor Lavoe,
Johnny Pacheco, Ismael Miranda y otros más. Muchos de ellos, cantarían algunas
de las más de 2.000 composiciones del gran Tite Curet Alonso, a quien en el
video La perla, de Calle 13, se
le rinde homenaje cuando Rubén Blades deja un disco en la tumba del compositor.
Así, la salsa retrataba la vida latina y surgía en gran
medida como respuesta de la cultura latina caribeña frente al rock anglo de
suburbio en las décadas de 1950 y 1960. Surgió como una aspiración, un proyecto
identitario necesitado con el mundo heterogéneo de los barrios populares en las
ciudades, muchos de ellos, habitados por la diversidad cultural de los migrantes
latinos.
La protesta de los jóvenes migrantes radicaba también en las
transformaciones de una clase obrera ideal para la producción en cadena del
modelo fordista, que en la homogeneidad postuló entre otras, la cultura de
masas. Frente a todo ello, los pueblos bailaron todas las noches hasta entender
que la salsa también era denuncia y vitalidad. Que sólo se es capaz de entender
las verdaderas alegrías cuando el implacable dolor y la miseria que provocan
los injustos, se arraigan en el corazón. Y que el combate frente a los
poderosos también consiste en alcanzar esas grandes, pequeñas y verdaderas
felicidades.
Y de muchos conciertos y fiestas se multiplicaba la alegría
latinoamericana en tiempos habitados por acciones secretas de los gobiernos
estadounidenses, que promovían dictaduras en el continente. Y fue tal la rabia
que tuvieron aquellos hilos de poder, que intentando usar su acostumbrado
método: fusilar, no supieron fusilar tantas y tantas canciones, que hasta hoy
millones de voces siguen entonando una y otra vez. Porque es prohibido olvidar, como dice la canción de Rubén
Blades.
Sobrevivió la expresión sonora de la salsa, que supo anudar
distintos ritmos, como la rumba, bomba, guajiros, aguinaldos, danza, son y
plena, que reconfiguran el pasado, presente y futuro de los pueblos hermanos.
Representó los desafíos del Americano latino (Ismael Miranda), para superar las fronteras
de los estados y hablar sobre la aspiración de la hermandad latinoamericana. Ya
las fronteras se van cayendo y el amor toma libertades... Que unidos vamos de
la mano. Porque soy Americano
Latino.
También somos el son de La Selecta en su expresión: ven canta conmigo, bajo sola una
bandera. Somos el son del hispano
mundial, desafió el concepto de identidad nacional a una identidad
continental, un proyecto cimentado en una cultura conformada por una historia
diferente y necesitada de reconstituirse constantemente.
Retrató las realidades de un Pablo pueblo (Rubén Blades) que señala la esperanza, la
necesidad de recordar la pobreza y marginalidad latinoamericanas. Pablo Pueblo hijo del grito y la calle de la
miseria y del hambre. Del callejón y la pena... Y se pregunta hasta cuándo.
Toma sus sueños raídos, los parcha con esperanzas. Hace del hambre una
almohada. Y se acuesta triste de alma.
Y fue un canto que reafirmó la certeza de una utopía que
sobrevivía.¡Justicia! yo reclamo. Si no hubiera tiranía, todos fuéramos
hermanos... Tú veras, mi socio, vo” a ponerte a guarachar, Y cuando llegue ese
día, to” será felicidad. ¡Justicia tendremos!, de Eddie Palmieri.
Por eso, la salsa es la integración sonora de identidades
latino-caribeñas y contribuyó a una búsqueda de la identidad latinoamericana. “La sonoridad salsera incluye y combina
diversos ritmos y géneros identificados con distintos tiempos y espacios: con
diversas clases sociales, épocas históricas y particulares de países del mundo
afroamericano... Incorpora por ejemplo, la rumba y la bomba que evocan tiempos
ancestrales de la plantación; guajiras y aguinaldos que se asocian con el
campesinado libre de la contra-plantación; elementos de la danza, que recuerda
el intento integrador popular señorialmente hegemonizado de las últimas décadas
del siglo XIX; la plena, y su histórica vinculación al proletariado nómada; el
son, y el campesinado migrante, proletarizándose en parte, escribe Ángel
Quintero Ribera, autor del libro Salsa, sabor y control: sociología de la
música tropical. Ojalá que cuando se dibujen los pasos del baile salsero,
el lector recuerde uno de sus misterios: que los ritmos de nuestros pueblos se
unieron para resistir.
Fuente: El Espectador- Arte y Gente
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