Por: Daniela Vargas Sanz
En los últimos meses las redes sociales, los noticieros y la costa
Caribe estallaron con críticas a los cantantes de champeta. En principio, se
exigía que el género fuera completamente prohibido en Colombia porque las
canciones incitaban a los adolescentes a comenzar tempranamente con su vida
sexual, y después, porque las letras llevaban a las personas a tomar la justicia
por sus manos y asesinar a los ladrones.
Frente a esto, cantantes como Mr. Black y Kevin Florez dieron
declaraciones en los medios nacionales, y aseguraron que la champeta también es
cultura, también tiene buena letra y puede formar. Considero que
es indispensable que aceptemos todos y cada uno de los ritmos que se levantan
en el país. Todos los géneros tienen sus pro y sus contra, construyen y
destruyen, agradan y generan crítica. Es por esto que se hace necesario crear
conciencia, para que un ritmo de tan alta calidad (a modo de ver muy personal)
no muera, y por el contrario, permanezca vigente en cada región de Colombia,
representando las regiones Caribe e Insular de nuestro país.
En su momento cualquier género, creado o no en nuestro territorio, ha
sido víctima de letras sin sentido, degradantes e hirientes para algún segmento
de la sociedad. Es nuestra labor rechazar aquellas canciones que pueden generar
grandes problemas, pero también defender un ritmo como la champeta, que no hace
falta generalizar como negativo, sino que simplemente se convierte en un género
más.
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