Por: Alejandra López
De entrada, quisiera partir de la base que no hay nadie
blanco completamente, o que no tenga una mezcla de sus antepasados.
Que sucedería si las
barberías solo se llenaran de gente blanca, o si los conciertos fueran
exclusivos de blancos y para blancos, que fomentaran un “orgullo de la raza
blanca”. ¿Y si existieran grupos en redes sociales que inviten solo a blancos?
Seguramente habría protestas, además de una indignación
manifiesta por parte de la comunidad negra o afrodescendiente rechazando estos
actos racistas, lo cual estaría totalmente justificado. Sin embargo, y aclaro
que es una postura totalmente personal, pienso que el racismo empieza
principalmente por los negros. Al sentirse ofendidos cuando se les dice
“negros” admiten no aceptar su color o una simple palabra que puede
generalizarlos. Por qué ofendernos cuando alguien hace referencia a nuestro
color (o tonalidad) de piel. Cuando se piden derechos exclusivos por ser
“negros” ¿No es entonces una forma de hacer distinción de raza?
Piden o tienen derechos exclusivos por ser negros, lo que
los interioriza a una sociedad de la que ellos mismos se están relegando. Por
ejemplo, existen exámenes de admisiones especiales para afrodescendientes en
las universidades públicas (desconozco si en las privadas también), que no
queda de más mencionar, tienen un grado de dificultad menor al oficial para
blancos y gente “normal”, por lo que muchos blancos optan por hacer chanchullo
y presentar el examen de admisión como negros. Cosas como estas deberían
exterminarse, porque ¿quién dice que un negro no tiene la misma capacidad
intelectual del blanco? Siguiendo un poco a Rancière, filósofo francés, la
inclusión eterniza la exclusión, la vivifica, la hace presente en todo espacio.
Así, se tendrían que crear exámenes para comunidades LGTBI, para mestizos, para
zarcos, para altos y para bajos. Se llaman minoría y apoyan campañas que los
segmentan en vez de incluirlos como seres humanos, todos de una misma raza y
punto.
De hecho, considero que hay mejores formas de hacer campañas
de inclusión sin ser tan específicos, como cuando vemos un comercial en la
televisión en donde hay negros y blancos (cosa totalmente normal) ya se incluye
al otro sin necesidad de hacer énfasis en mensajes “incluyentes”, tales como
“los afrodescendientes tienen los mismos derechos que tú”.
Exaltar colores o
tonalidades de piel es racismo. Todos somos iguales, somos seres humanos, y
debemos amarnos así, tal cual somos. Tal vez esto hará de nosotros una
comunidad y una sociedad mucho mejor.
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