8 nov 2015

Vivos y muertos

Por Melissa Vergara Carvajal


Se dice que los primeros días de Noviembre las almas de los muertos divagan. Por eso, en muchos países se celebra el día de los muertos, para encaminar las almas al descanso que les corresponde y para ayudar a aliviar el dolor de los vivos.

Como en cada país, en Colombia hay diferentes culturas, y como nuestro blog se dirige a las culturas afro, Juan Alberto Carabalí Ospina, politólogo trabajador con procesos de organización de la cultura afro, nos cuenta la manera en que algunas comunidades le hacen homenaje a los muertos.

Los palenqueros están ubicados en San Basilio de Palenque, y como rito practican el Lumbalú,  en el que despiden al ser querido durante nueve días después de la muerte. Este rito funeral viene de raíces africanas y consiste en que uno de los ancianos del cabildo (la institución política y religiosa más importante de la comunidad palenquera) pregona la muerte de quien ha fallecido. El pregón se realiza para convocar a la comunidad al velorio mediante un toque especial del tambor pechiche. Una vez que se ha reunido a la gente, se inicia propiamente el canto-lloro responsorial, en el que alternan el solista de voz prima y el coro. Las palmas de las manos y los toques del tambor yamaró, ejecutado con ritmos y alturas específicas, acompañan el ritual. Éste se caracteriza por presentar la conjugación de elementos recitativos, canto y golpes rítmicos de los percutores de significado especial. 

Durante el Lumbalú las mujeres bailan con pasos menudos al rededor del cadáver, ejecutando movimientos de vientre e invocaciones con los brazos; algunas se llevan las manos a la cabeza mientras actúan y cantan:


Chimilango, chimilango
cho María Langó ri angola,
guán cún cún me ñamo llo
guán cún cún me re ñamar,
cuando sota caí ma mujé
¡E li le loo!
¡E li le loo!
Chimila ri ri angongo...
Chimilango ta ñangando...



En la Costa del Pacífico colombiano, se practican los Alabaos. Anteriormente se practicaban para despedir a los niños, pero con el paso del tiempo se transformaron, y ahora también  se practica para conmemorar la despedida de los adultos. Por lo general, se interpreta sin instrumentos, aunque en algunas ocasiones puede tener acompañamiento rítmico de percusión. 

Las intérpretes lo cantan manteniendo la armonía de las distintas voces, sin variar la melodía e introduciendo modulaciones propias de la música colectiva de las tradiciones africanas.


Levanten la tumba,
levántenla ya,
que el alma se ausenta
pa´ nunca jamás.
Adorar el cuerpo,
dorar la cruz,
dorar el cuerpo
de mi buen Jesús,
de mi buen Jesús.


Vía:Afro

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